El Síndrome de la Alienación Parental, en adelante SAP, fue definido por Richard Gardner (Profesor  de Psiquiatría Clínica del Departamento de Psiquiatría Infantil de la Universidad de Columbia) en 1985, como “un transtorno que surge principalmente en el contexto de las disputas por la guarda o custodia de los niños. Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del hijo, campaña que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistemático adoctrinamiento (lavado de cerebro) de uno de los padres y de las propias contribuciones del niño dirigidas a la denigración del progenitor objetivo de esta campaña”.
Apoyado en las investigaciones de Gardner, el Perito psicólogo español José Manuel Aguilar define el Síndrome de Alienación Parental, como “un trastorno caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor”.
Los problemas más frecuentes, según Gardner, detectados en los niños afectados por el síndrome de alienación parental son: la presencia de conductas antisociales, agresividad y dificultad de ajuste escolar, tendencia a la manipulación.
Vemos cómo se va introduciendo en los niños un veneno que primero se inyecta a través de palabras sutiles, por ejemplo,  “tiene dinero para otras cosas pero para tí no”; cuando el progenitor obligado, incumple con la pensión alimenticia, o “no te vino a ver porque seguro prefiere estar con su nueva pareja”, cuando el progenitor que tiene un régimen de visitas, no asistió a una de ellas; o “tal vez no vendrá porque ya se olvidó de nosotros”, cuando el progenitor se anticipa a una inasistencia del régimen de visitas del otro progenitor; en fin, una serie de mensajes desvalorizantes y contradictorios que van sembrando en el niño,  rencor y resentimiento, y que luego puede llegar a convertirse en odio, va gestándose entonces, aquello que en Psicología se ha denominado el “Síndrome de Alienación Parental”.
Otros síntomas que suelen presentar estos niños son las explicaciones débiles, frívolas, repetitivas o absurdas que emiten para justificar su desprecio
José M. Aguilar, llegó a detectar como reacciones en la conducta de estos niños, la depresión crónica, la desesperanza y la incapacidad para controlar el entorno, el aislamiento, el comportamiento hostil, describiéndolos como escenarios factibles y concurrentes. Indica además, que el consumo de alcohol y drogas es una alta probabilidad para el futuro de estos niños. En adición a ello, puntualiza: “es de esperar que como consecuencia de lo anterior, se presenten alteraciones a nivel fisiológico en patrones de alimentación y sueño, conductas regresivas como descontrol de esfínteres, en el ámbito académico, disminución del rendimiento escolar y de la atención. En el ámbito social, empobrecimiento de las habilidades sociales y de la capacidad empática, disminución del control de impulsos, (…) y en el área psicológica, tienen una carencia de autoestima y bajo desarrollo del autoconcepto.”

Algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas serían los siguientes:

-Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo.
-Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.
-Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
-Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor.
-Influir en los niños con mentiras sobre el otro progenitor llegando a asustarlos.

En los niños puede detectarse cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor «alienador», llegando incluso a inventar y mencionar situaciones de abuso o maltrato que jamás han sucedido.

Lo anteriormente señalado, conmina a los operadores del Derecho, jueces, fiscales, abogados, peritos, abordar esta problemática, en un proceso que partiendo de una franca reflexión e información, aprendamos a reconocer e identificar el Síndrome de Alienación Parental –SAP en los menores involucrados en los procesos judiciales y, lejos de evaluar el tema con escepticismo, encaminemos los resultados del proceso a lograr a aminorar las consecuencias en sus víctimas.